La Labradora Canela, de 8 años, pasea, como todos los días, cuando cae desplomada y comienza a convulsionar de inmediato. Francisca, su responsable corre a la Clínica más cercana. Junto al equipo del Laboratorio BioVet,conozcamos como muchas veces la incertidumbre Veterinaria se resuelve, al igual que con los humanos, con específicos exámenes que están al alcance de todos los Centros de Salud de nuestras Mascotas.

En los últimos 2 años la condición de Canela se ha ido deteriorando: baja progresiva de peso, decaimíento, alopecia, fatiga crónica. Una sintomatología inespecífica. Y durante el apresurado ingreso a la Clínica, tras su desplome, una serie de prediagnósticos se suscitaron, como diabetes, epilepsia, hepatitis, intoxicación con rodenticida, entre otros.

Sólo un examen general de perfil bioquímico y hemograma entrega las primeras luces para acercarse a lo que sufría: anemia, trombocitopenia, eosinofilia y transaminasas altas. Luego, uno más específico de hemoparásitos, permite dar con la causa y el origen de los problemas de Canela, el diagnóstico Anaplasma, un hemoparásito que se contagia con la mordedura de la garrapata. Éste se aloja en los ganglios linfáticos, pudiendo llegar a todos los órganos, causando una anemia inmunomediada, es decir, que al quedar dentro de las células sanguíneas el organismo las ataca y elimina.

Tras los primeros 15 días de tratamiento con antibiótico específico, además de la limpieza de su patio de ectoparásitos, se nota una mejoría sustantiva, mejor ánimo, aumento de peso y pelaje más brillante. Finalmente Canela, a la fecha, no ha vuelto a convulsionar, hoy la vemos a diario junto a Francisca disfrutando de sus paseos diarios en Plaza de Villa Triana, Rancagua.

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