Francisco Melo: ““La muerte de mi perro Lorenzo fue importante en mi vida, pero no tendría comparación con la de un familiar o de un hijo…””
Se reconoce lejano a los animales, pero en esta entrevista se sorprenderá de cómo su vida se ha construido, en parte, rodeada de ellos. Adicto al verde del sur de Chile nos recibe en su casa que parece trasladarnos hasta esos parajes. El galán de teleseries nacido un 14 de febrero, nos develará el especial amor por su perro Lorenzo, extraordinaria experiencia de separación con la que analizará los límites del vínculo de los seres humanos con los animales. Para el exitoso actor, una escala de valores que hace la diferencia, la muerte el momento que la marca y no permite igualarlos.
Revolucionada mañana en un circo chileno apostado en el puerto de San Antonio. Todos son sacados de sus camas de manera abrupta por la voz desde los parlantes de su matriarca y dueña. Todos protestan mientras corren para la convocatoria. Son las primeras imágenes de la telenovela El Circo de Las Montini (2002), apuesta televisiva de TVN que resultará un éxito de audiencia. Entre sus protagonista, Francisco Melo, como el trapecista David Valenti, entonces nuestra portada a diario estuvo en contacto con los que serían los últimos animales protegidos trabajando en un circo nacional, algo que le revelaremos en esta conversación.
Hoy nos recibe en su casa, un pedazo de Sur desde que se cruza el portón de entrada. Madera y piedras a la vista recubren cada espacio decorados como si de una casa de campo se tratara, el verde del jardín lo complementa y sólo falta escuchar una Bandurria para sentir que hemos llegado a Valdivia o Puerto Varas.
Y aunque todo indica que en su vida ha tenido un fuerte contacto con animales y naturaleza nos confiesa que en su formación no hubo tal cercanía, porque “mi familia no era como de campo, entonces el vínculo fuerte con el animal nunca existió, pero sí básicamente el tema del perro fue bastante fundamental en mi casa”.
Y los recuerdos de inmediato llegan hasta el hogar de su abuela a los 6 años de edad, época en que le tenía terror a los perros. Troica una Bull Dog, es el primer contactos con esos animales,. “Ir a ver a mi abuela me daba mucho miedo, porque estaba la Troica, no hacía nada, pero sus dimensiones… Yo tengo la imagen de un perro gigante que me salía a atacar con mucha baba”.
Afortunadamente la experiencia no lo marcó y fue suavizada porque, paralelamente, en su hogar comenzaron a aparecer los perros, pese a que sus padres “no eran muy adictos a tener animales, pero de alguna forma nos arreglábamos para meter un perro a la casa, por regalos, por recogidos, por algo” y así el primero fue Toffi, un “quiltro, quiltro, negro y una pata blanca y ahí empecé a generar este vínculo de nuevo miembro en la familia, comparándolo con la Troica, a la que le tenía mucho miedo, pero éste formó parte de la familia y eso fue súper importante, empezar a relacionarse con un animal. O sea, darse cuenta cuál es el rol que cumple dentro de la familia, sin perder la lógica. Yo no soy de los que los iguala a una persona, el animal es un animal y, por ende, uno debe relacionarse desde ahí con el animal, con respeto. Es un animal que forma parte de la familia y tiene sus derechos, tienes sus necesidades, pero es un animal y necesita afecto y nuestra preocupación como responsable de su cuidado”.
Y en ese desarrollo del concepto de Tenencia Responsable, en su recuerdo no puede faltar Lorenzo. Tras su separación se fue a vivir a una casa con patio muy grande y por internet compró a este Gran Pirineo al que se sumó el perro Martín, regalado (foto Portada). Para el carismático actor, “mis dos grandes compañeros en una etapa súper importante en mi vida… Y ¡Lorenzo está aquí!”, nos exclama y como si un resorte lo empujara, en dos zancadas alcanza el piano del living y nos muestra una especial caja donde están las cenizas de su compañero que murió de viejo. “Ahora saber si Lorenzo está metido ahí adentro no lo sé, pero por último está…” – nos dice con una mezcla de cariño y humor – “Me da risa que tenga al Lorenzo aquí en la casa. Así que ahí me acompaña, además que le tengo mucho cariño a ese perro, fue un dulce, no conocía a esa raza, como se relacionó con los niños, como se relacionaba con la familia era encantador, como se relacionó con Martín que es un perro como histérico y logró controlarlo”.
Si observamos tu hogar, perece tienes fuerte contacto con la naturaleza, ¿es así?
A mi me gusta moverme e hicimos un viaje con mis hijos Santiago Punta Arenas, Punta Arenas Santiago, recorriendo la carretera Austral, eso me gusta mucho. Tengo como una adicción un poco al verde. El norte me produce cierto temor y el sur me es tremendamente acogedor. Y ahora encontré un refugio en Laguna Verde que tiene que ver con eso. Me gustan mucho los espacios aislados, me gusta mucho la soledad.
Ahí hay miles de gallinas, porque recibí una cosa que ya estaba armada, con un cuidador y sus gallinas. Ahora tengo dos perros allá, heredados del dueño anterior.
Y si al comenzar la entrevista se reconocía como sin historia unida a los animales, ahora él mismo se sorprende: “en realidad ahora estoy viendo que hay hartos animales en mi vida… Ahora que me doy cuenta, entre caballos, perros gatos, hay un cuye metido ahí adentro…” Todos reímos.
Es que a los 2 perros, un gato y un cuye de casa, se suman los 2 canes, gallinas y otros animales del refugio de descanso y desde hace un tiempo los caballos, por el deporte de su hija que, a unas cuadras de casa practica equitación, para lo que debieron sumar un caballo a la familia, Barbarito.
Has apoyado campañas de Greenpeace, pero ¿cuál es tu posición frente al discurso de animalistas extremos?
Es importante tener una visión global de lo que sucede en el planeta y en el caso particular con el tema ecológico, ambiental y de los animales, creo que hay que ser sensatos, cualquier extremo me parece absurdo y sin sentido. Tenemos que compartir un planeta en el cual todos convivimos, en el cual cada uno cumple un rol y tiene ciertas responsabilidades, aprender a convivir con eso. Por eso he participado en las campañas, para generar conciencia de que tenemos responsabilidad.
¿Ves una diferencia valórica entre una persona y un animal?
Sí, sin duda, es clave, es que si no, no tienen mucho sentido. Entiendo que uno genere vínculos importantes, la muerte de Lorenzo fue importante en mi vida, pero no tendría comparación con la de un familiar o de un hijo, son incomparables. Así de radical, yo la respeto, pero no entiendo a la gente que genera vínculos tan estrechos con los animales, honestamente a mí no me parece sano.
Tu hija está ligada a los caballos y hoy hay campañas muy fuertes contra el rodeo. ¿Qué te produce eso?Porque a nosotros, por abordar ese tema, nos llegaron correos de animalistas extremistas amenazándonos, personas para las que los caballos no se deben montar.
Qué divertido, de alguna forma esa discusión yo la tuve con la Florencia (su hija), cuando salió el tema, ahora en 18, porque también es cierto, la equitación tienen que ver con someter al animal a algo que evidentemente no tiene ganas de hacer, ponerse a saltar palos, es complejo… Me parece interesante poner la discusión y que se debata el tema de las costumbres, de las tradiciones, de cual es el rol del animal dentro de la sociedad, porque también uno puede decir antes gracias al animal se generaron los avances de hoy, fue una herramienta de trabajo que el hombre utilizó, también un elemento de alimentación… O el tema de las gallinas, como mi hijo que después de un documental dejó de comer carne por una opción personal.
Son muchos temas y enfoques, yo creo que también tiene que ver con un tema de tolerancia, aprender a convivir, respetando cada una de las opiniones. Me parece válido que los animalistas, sin violencia, se manifiesten; así como las respuestas violentas que puede tener el mundo del rodeo, tampoco me parecen adecuadas. Son temas complejos, pero abogo por una tolerancia, con respeto, con las defensas adecuadas que hagan los del rodeo con respecto de cuánto se agrede o no se agrede un animal. Creo que no va haber un consenso general, la cosa va por otro lado, no es fácil, las cosas en este caso, como en muchas otros, no son blanco o negro, hay muchos grises.
Fuiste protagonista de la teleserie El Circo de Las Montini, espectáculo circense que hace unos meses entregó voluntariamente a los últimos animales protegidos internacionalmente y que trabajaban en un circo chileno, noticia que informamos en exclusiva en nuestras redes sociales. ¿Cómo los recuerda en las grabaciones?
¡En serio! – Exclama de inmediato, sorprendido gratamente – Me parece extraordinario, no lo sabía. Sí, recuerdo un cautiverio que generaba lástima. Los animales en cautiverio, que están lejos de su hábitat a mí me producen sensación de inhumanidad. Los veía y no me acomodaba para nada, me perturbaba, como me sigue perturbando, por eso prefiero mil veces hacia donde están derivando los circos, que no tiene que ver con los animales.
¿Cómo ves la Tenencia Responsable de los chilenos?
Bastante frágil, bastante baja. Están esos dos extremos, que cuidamos muchos a los animales al punto que se ha hecho un comercio absurdo con el tema de los pets de las tiendas de animales que venden ya cualquier pelotudez; pero por otro lado, la gente tiene perros y después van a botarlos como lo ves en el Cajón del Maipo. Culturalmente hablando tenemos que crecer mucho, tiene que ver también con la violencia en los estadios, con la violencia en las marchas. Hay que crecer mucho y no tiene que ver con sobre reaccionar, creo que nuevamente tiene que ver con la educación desde el primer lugar, desde el colegio, desde la escuela. Es ahí donde uno empieza a educar como se relaciona con el entorno, con la sociedad, con los animales, con el otro, con las diferencias, con las distintas razas, desde abajo y en eso yo creo que estamos fallando.
De TVN a Mega con un tremendo éxito de audiencia: Señores Papis. ¿Podría tener tu personaje una mascota? O ¿ya sería un desastre total?
¿Fernando? Sí…sin duda. Si de repente dejan que tenga una Mascota va a traer uno, dos perros y yo creo que se las va a arreglar, va a dejar puras cagas, pero se las va a arreglar. Además con todo su tema ético, social y político, va a hacerse cargo.
Te referiste de manera sentida a tu perro Lorenzo, ¿alguna anécdota, un recuerdo especial con él?
Recuerdo una felicidad extrema de Lorenzo cuando nevó en Santiago, hace como 8 años y aquí estaba nevado entero, incluso me costó llegar a mi casa. Lorenzo no lo podía creer, estaba en su hábitat, en verano sufría. Lo otro notable es que cuando Lorenzo se murió, Martín fue impresionante como se fue literalmente a la mierda, se deprimió y se acostaba en los lugares en donde dormía Lorenzo. Lorenzo buscaba los lugares donde hubiese mucha sombra, especialmente en verano, que fueran muy fríos. Tenía uno atrás en una casa que tengo de taller, entonces Martin se me desaparecía y era porque estaba acostado ahí donde se acostaba su amigo. De ahí que decidí traer a este otro loco que se llama Rocco, que me lo regaló mi amigo actor, Álvaro Espinoza, que vive aquí al frente.
Rocco, un Boyero de Berna, un loco, sin duda, que hizo de las suyas en las fotografías, destrozando el césped replantado en una parte del jardín que Francisco cuidaba esperando emparejar ese verde del que es adicto. Un perro que no reemplazará a Lorenzo, pero sí logró devolver el equilibrio entre el actor y su perro Martín, tras esa partida animal para la que no existió guión preparado.
Pero si la actuación se nutre de la experiencia, entonces ese adiós a Lorenzo seguro dio o dará fuerza de interpretación a más de una de las notables puestas en escena de Pancho Melo. Su perro, su recuerdo lo acompaña, más allá de la caja sobre el piano.
Rodrigo Rincón González
Director Editor / Periodista
Master en Ciencias de la Información
Universidad de Navarra
Prensa / SMA
rodrigorincon@supermascotas.cl