María Luisa Godoy: La Fuerza de Dos Espíritus

Caballos que corren a su encuentro, perros que le obedecen como si entendieran lo que habla, caminatas a pie descalzo para poder sentir la tierra, encierro familiar en la amplitud de la cordillera para poder recargarse. La fuerza de la consagrada animadora del Festival de Viña, nos confesará radica en mantener ese contacto y en dos espíritus que marcaron su infancia y adolescencia.

A sólo días de animar por 4ª vez el Festival de Viña del Mar, nos recibe en su hogar y descubriremos esa especial energía que impulsa a la periodista, esposa, madre de 5 hijos y conductora del matinal de Tvn.

“Esta vez en Viña (del Mar) no estamos todos, nuestra ciudad está herida… Tantas familias han perdido a sus seres queridos, sus amigos, vecinos y Mascotas…” María Luisa Godoy, con discurso potente inicia su cuarta animación del Festival de Viña, versión 63 dedicada a las víctimas de los incendios forestales de hace sólo 3 semanas. La consagrada animadora, una vez más, hace la diferencia, el siguiente minuto de silencio involucrará también a los animales y nos transporta a sus inicios como joven estudiante de periodismo.

Acceso Universidad de Los Andes, Santiago. Marilú, como le dicen sus amigos, camina rápido y un poco incómoda. En Periodismo nadie entiende porqué en invierno o verano va siempre tan abrigada. Haciendo quite a estudiantes y saludando rápido, pero sin mover las manos que sujetan cuadernos, bolso y algo más, logra llegar a la clase de Historia.

Por fin ya está en su pupitre de siempre, todo bajo control como muchos meses, pero algo pasa, un descuido y de entre sus ropas una cachorra salta y corre hasta la tarima del catedrático. María Luisa no alcanza a detenerla, la incógnita Mascota Almendra va decidida y ante la mirada y exclamaciones de ternura de todo el curso se hace en la misma tarima del catedrático ‘¡¡¡¿de quiénnn es esteee perrooo?!!!’, estalla el profesor. La futura animadora del Festival de Viña suelta un ¡¡¡aaahhh!!! (grito de llanto) seguido de un ¡¡¡Perdóóónnn profesooorrr!!! “Y le dejó su buen pastelón”, remata su historia María Luisa, al tiempo que suelta su característica carcajada, anécdota que nos hace reír a todos.

A sólo 5 días de que anime por cuarta vez el Festival de Viña del Mar, hace un espacio en su agenda y nos recibe en su hogar. De hecho, hace una hora había terminado, ahí en su casa, un ensayo más para la animación de la fiesta internacional de la canción. Pero ella como si viniera de estar en la playa.

Cordial nos va a buscar a la puerta junto a su inseparable Rayo, ejemplar de Border Collie que no deja indiferente a nadie, inevitable es saludarlo y regalonearlo acariciando su maravilloso manto blanco con negro que parece un perfecto y permanente pompón. María Luisa ofrece diferentes bebidas al equipo de Prensa SuperMascotas que ella misma va a preparar a su cocina, después de dejarnos instalados en un jardín que te envuelve, con tan sólo dar un paso dentro de él parece que saliste de Santiago y llegaste al sur.

Catemu localidad de la provincia de San Felipe de Aconcagua, 85 kilómetros de Santiago, norte de Chile, guarda los secretos de la infancia y adolescencia de la reconocida animadora de Televisión Nacional, Tvn. Conociéndolos se puede entender el especial sentimiento que la Periodista tiene por los animales y la naturaleza, se puede apreciar con más claridad, porque la noche inaugural del Festival de Viña del Mar su especial dedicatoria a las víctimas de los incendios forestales incluyó a las Mascotas con un fuerte compromiso en su tono de voz.

“Mi papá (Jorge Godoy Matte, agrónomo y político, Renovación Nacional) trabajaba en Catemu, donde tenía un campo. Como que crecimos en Catemu, entremedio de los animales: conejos, caballos, gallinas, ovejas, vacas… El panorama más entretenido era levantarse a las 5:00 de la mañana e ir a ordeñar las vacas y ahí llegabas a tomar desayuno y después del desayuno te ibas a caballo al cerro y después te bañabas en el río y todo entremedio de la naturaleza”, nos lo cuenta y su rostro se ilumina, resaltando unos ojos pardos cautivadores que, al menos para nosotros, la televisión no ha sabido catapultar.

Casada con Ignacio Rivadeneira Hurtado, comparten similar historia de cercanía con el campo y las vacaciones que recién concluyen, una vez más les ha permitido hacer paseos a la cordillera en familia, sumando año a año a los hijos más grandes, “entonces este año pudimos ir con las tres mayores, se sumó la de siete años. Fue muy bonito, porque cuando uno crece en medio de la naturaleza y los animales, como que es distinto como uno valora. Yo tengo la necesidad -y con su voz recalca la palabra necesidad- de estar cada cierto tiempo en la naturaleza y andar a pata pelada y sentir la tierra y los animales, toda la vida. Si como te digo durante mucho tiempo, pensé en ser veterinaria”.

¿Este contacto estrecho con la naturaleza y los animales se lo están inculcando a sus hijos?

“Para nosotros es como súper importante que crezcan en la naturaleza y les encanta andar a caballo, es su mejor panorama irse al campo con los primos. Y quieren tener perro, gato… ¡Mira! Aquí, en algún minuto, hemos tenido perro, gato, conejo y tortuga, acá en la casa. Los conejos los tuvimos que sacar, porque además que se comían todo se empezaron a pasar a la casa del vecino y ya dejó de ser divertido. El gato también y las tortugas se perdieron, Tenor y Guacolda – nos lo confiesa con pena – Y está sólo Rayo. Pero siempre hay alguna Mascota como intermitente que viene, que llega”.

¿Y por qué Rayo?

“Las niñitas le pusieron rayo, la mayor cuando chica le puso rayo, encontró que tenía cara de rayo… ¡Ya! Y fue Rayo”.

¿Cuál fue tu primera Mascota?

“El perro más importante, más significativo, ya de grande, fue la Almendra que estuvo conmigo 15 años y me acompañaba a la universidad. Era el único perro que dejaban entrar a la Universidad de Los Andes, porque todos la querían y se portaba increíble – excepción de la recordada clase de historia –. Tenía personalidad de perro lazarillo. Entonces como que yo le decía: ‘Almendra, tú ahí’ y yo iba a mis clases y volvía y estaba esperándome, ahí donde yo le había dicho… y dormía conmigo. Era un Labrador y a todas las partes yo iba con la Almendra, al punto que si tenía un carrete iba conmigo”.

¿Cómo lograste eso?

“Sabes que no sé, fue natural. La personalidad de la perra y que dormía conmigo, íbamos a todas partes juntas y se acostumbró, fueron 15 años. Fue mi perro más importante, ¡lejos! Se murió cuando nació mi segunda hija, lo que me permitió disminuir el dolor de su pérdida. Murió de vieja y la tengo, ahí – indica al interior de la casa – incinerada, está en su ánfora de greda”.

¿Cómo fue esa pérdida?

“Tenía una felicidad muy enorme, porque estaba naciendo mi segunda hija, pero súper triste al perder a esta compañera de 15 años. Estaba preparada, porque sabía que por edad iba a llegar su final. La encontré rara y llamé al Veterinario y me confirmó que estaba muriendo. Lo recuerdo (el momento) con pena, porque uno la echa de menos, pero, al mismo tiempo, lo que me da alegría es que mi hija mayor la alcanzó a conocer, la disfrutó”.

¿Alguna historia con caballos?

“Trabajaba todos los años en el campo y, con ese dinero, me compré mi primer caballo. Lo crié de potrillo, literal, lo regaloneé mucho, le daba azúcar y zanahoria. Cada vez que yo llegaba al campo, se volvían locos, porque después eran dos, y corrían a la casa y entraban a la casa, porque era tal su desesperación. Y medio se resbalaban en la terraza, muy divertido”.

O sea, tienes algo especial con los animales. No cualquiera tiene esa relación con un perro, un caballo…

“¡Sííí! Me encantan. Sí, crecí con ellos, es parte muy importante de mi vida. A los corderos les dábamos (leche) en mamadera”.

¿Y cómo llega Rayo a tu vida?

“Rayo llega a mi vida, porque todos queríamos un perro y Nacho, mi marido, decía ‘no, no, no’ y todos ‘ya, pues papá, ya po Nacho, danos un perro. ¡Queremos un perro! Deja tener un perro…’ Y él llegó un día de sorpresa con el perro.

 ¡Gracias a Fernando Paulsen! Porque son muy amigos y Fernando es ¡perruno, perruno, perruno! Y yo le decía (a Fernando) ‘tenís que convencerlo de que nos deje tener perro en la casa’. Entonces, un día, lo llama Fernando y le dice ‘perrito, le tengo un perro…’ -María Luisa no alcanza a terminar la historia y suelta su carcajada y todos reímos con ella- Porque, le dice, ‘perrito, le tengo un perro que se mueren todos en la casa’. Y Nacho ya no aguantó, porque como todos queríamos, entonces gracias a Fernando tenemos a Rayo, él le dio el dato”.

¿Y la relación con Rayo?

“Rayo es mamón, duerme conmigo. Dormimos los tres, Nacho, Rayo y yo. No duerme en la cama, duerme en mis pies”. Y solo falta comenzar a hablar de él para que Rayo se pare del medio del jardín y se acerque a nosotros.

“Pero es muy divertido, porque Rayo es una ternura, duerme conmigo, es muy cariñoso y amoroso, pero le tiene celos a Domingo (hijo menor). Es al único que le ha tenido celos y le tiene celos y le da rabia. Yo le voy a hacer cariño a Domingo y le da una furia… Mira, te voy a mostrar ese instante”. Entonces se para y se acerca hasta donde está Domingo para hacerle cariños y arrumacos, Rayo de inmediato va hasta donde ellos, sin embargo, ni que supiera que hay cámaras, Rayos se comporta, “ahora se portó decente”, remata María Luisa.

En el día a día, ¿cómo se turnan, cómo participan tus hijos en los quehaceres de Rayo?

“Es que todos lo aman, todos lo regalonean, juegan con él, a caballo el de 3 años y no le hace nada. Bueno, pero les reclamo mucho la preocupación por sus necesidades, limpiar su caca, sacarlo a pasear, darle comida y agua, pero día por medio se me olvida que se turnen”.

Entonces se detiene, para cuál madre, comenzar a chochear con las fotos de Rayo que tiene en sus redes sociales y nos comparte momentos de sus diferentes hijos con la SuperMascota y destaca una en que está durmiendo con el conejo.

¿Qué es lo que te aporta la relación con Mascotas?

“No me imagino mi vida sin un perro, sin una Mascota, sin ese contacto. A mí me importa mucho, los adoro… tenemos todas esas casitas (y nos indica los árboles de su jardín), porqué nos gustan que lleguen los pajaritos y todos los años hay alguno que hace su nido”. Y en paralelo, mientras nos responde, no se detiene en su búsqueda fotográfica de Rayo con sus hijos, destacándonos una en donde aparece su hijo Ignacio arriba de Rayo.

¿Por qué crees que es importante una Mascota para los niños?

“La crianza con la naturaleza y los animales es clave. O sea, lo he considerado como fundamental en mi caso para mis hijos, porque les entrega una cosa tan esencial de cariño, de amor, de respeto, de valorar la naturaleza, los animales, de la relación que tienen estos dos mundos. Encuentro que les suma tanto… ¡Sí, los perros son una maravilla”!

Esa valoración que haces de este contacto ¿está muy relacionada con lo que tu padre te traspasó, cuando te dijo ‘la vida es como un estornudo de gato’?

¡”Sin duda! Me dijo, ‘no te vas a dar ni cuenta, la vida es como un estornudo de gato’”, y al mismo tiempo que recuerda la frase, hace chasquear sus dedos.

Por tanto, la relación con los animales, la naturaleza, ¿te hace palpar la esencia de la vida?

“Es de las cosas, que a mí más me gustan. Eso que te decía, el poder ir a la cordillera (en familia), desconectados, solos con los niños, al ritmo de la naturaleza, con los animales, no tiene precio, es como que uno descansa la mente, estás en paz, sólo amor. Encuentro que uno vuelve nuevo, me recarga”

¿Y eso lo puedes mantener a diario, si mantienes una relación cercana con esos mundos?

“Sí, por supuesto. Sí, Rayito es mi bebé – y al mismo tiempo que lo dice, lo mira y le aprieta su cabeza con las dos manos, como cuando a un niño le da nervios un objeto – A mí los niños, los animales y la naturaleza me hacen muy feliz, la familia en general y, para mí, la familia siempre involucra un perro, una Mascota”, nos sentencia con toda su energía y el brillo de sus especiales ojos pardos.

Concepto de familia inculcado por tu padre. Su ausencia, ¿qué ha significado?

“Bueno, uno de los principales dolores de mi vida, sin duda, probablemente el más fuerte que he tenido, hasta ahora. ¡Súper duro! Porque uno lo echa de menos, siempre quieres estar con ellos”.

¿Tenías una relación cercana con él, por lo del campo, además?

“Muy cercana, mi papá era muy claro para transmitir valores y las ideas eran súper potentes a la hora de inculcarte cosas. Entonces, uno lo echa de menos, sin duda. Pero yo igual siento que está de otra manera, pero lo siento igual. Mi papá era muy feminista y piensa que mi papá nació el año 22, era muy moderno y me inculcó que tenía que trabajar mucho en una época en que, con suerte, estudiaban las mujeres cuando él entró a la universidad. Me decía que yo tenía que trabajar mucho, mucho… Me acuerdo cuando yo estaba cansada, me decía ‘quéjate cuando no tengas pega, no cuando la tengas’. Y me recalcaba ‘que nadie te mantenga. Tú tienes que tener tu independencia’, era muy así. Y en el trabajo siempre lo siento, en todos los Viña lo he sentido, de manera muy potente, muy clara”. Nos lo dice tajantemente.

¿Y la relación con tu madre?

“Mi relación con mi mamá (Carmen Ibáñez Soto, conductora de Tv y política) es distinta, mi madre es mucho más cercana a mi edad. Mi madre es muy joven, tiene 65 años y mi padre ahora cumpliría 102. Mi mamá es más cabra chica, es divertida, es más patner”.

En el plano profesional ¿cómo viene el 2024?

“Estoy en el Buenos Días a Todos con Eduardo Fuentes, que lo adoro. Puede ser que el segundo semestre, puede ser que haga algo más, pero me da bien poco la energía, porque el matinal es muy temprano… ¡¡¡Y cinco hijos!!! Es mucho trabajo”, última parte que la dice con voz arrastrada y cansada, era que no.

La interrumpo y le digo que creo que está haciendo demasiada fe a lo que le dijo su padre: ´trabajar, trabajar…’, porque ahí, en su hogar, desarrolla la más grande empresa, “sí, cinco hijos es mucho, es muy intenso, además Domingo tiene sus terapias, pero estoy feliz. Y se puede venir otra sorpresa del libro de cuentos. Una segunda entrega de reescribir clásicos en cortito, no más de dos planas y con la enseñanza de cada cuento, para que los papás lo tengan fácil a la hora de hacer dormir a sus hijos. Y creo que en la tercera entrega me voy a lanzar con algo propio… Tengo que tener más tiempo”, y vuelve a rematar con una voz arrastrada, delatando cansancio. Cansancio que no vimos aparecer nunca y eso que recién había terminado, en su casa, un nuevo ensayo de preparación para la animación del Festival de Viña del Mar.

Entonces, volvemos sobre su entrada a escena en la noche inaugural y ahí está de blanco radiante, con desplante enfrentando una difícil versión 63, pero, una vez más, hoy ya lo sabemos, no está sola, su especial energía capaz de conectar con los animales está sintiendo a su añorada Almendra y al potente espíritu de su padre. María Luisa Godoy no titubea, con voz fuerte pero respetuosa, mira al frente para dar un vamos histórico:

 “Comienza un nuevo Festival en circunstancias muy distintas. Esta vez en Viña no estamos todos, nuestra ciudad está herida… Tantas familias han perdido a sus seres queridos, sus amigos, vecinos y Mascotas. Este Festival está dedicado a cada uno de ustedes”.

Rodrigo Rincón González
Director Editor
Mix Medios SuperMascotas
Máster en Ciencias de la Información
Universidad de Navarra
rodrigorincon@supermascotas.cl

* Agradecimientos: a la especial cámara de Community Manager, esta vez en manos de la empresaria de las Mascotas, Edith Rapiman Diaz, tienda Edis Pet de Concepción.
Maria Luisa Godoy
Compartir