Javiera Acevedo: “…los animales te ayudan en la formación y a ser más sensibles con la naturaleza”

Hoy co-anima programas Jugados y Apuesto por Ti, de TVN. En paralelo crea la obra de teatro Calama y acaba de filmar la película Mamá ya Crecí, que se estrena el 2 de Enero. Televisión, teatro y cine, la carrera de Javiera Acevedo va rápido. Desde sus inicios a los 10 años, es capaz de cautivar todas las luces y sabemos los animales son parte de esa especial energía. Como puede, hace un espacio en su agenda para contárnoslo.

La entrevista y fotografía será en casa de sus padres, donde ha vivido toda su vida. Llegamos anticipadamente para poder montar el equipo. De inmediato nos recibe la perra Kira y nos preocupamos no se escape al abrir la reja, pero parece que la lección ya la ha aprendido, por poco no fue nuestra portada, como ya veremos.

El hogar refleja el crecimiento de una familia, de esos en donde cada rincón y cada cosa tienen un significado y permanece ahí observando como cada integrante desarrolla su vida. Entonces entra Javiera, con la energía de estar cuadrando agenda. Con cariño es recibida por su padre Abraham, quien nos ha deleitado con sus historias del sur y el lugar de descanso que han construido en isla Tenglo.

Al instante reaparece Kira para saludar a Javiera, pero tras el tierno regaloneo, nuestra portada coloca orden y logra salga al jardín, pues la norma es clara, los animales no están dentro de casa. Regla, entre otras, que tempranamente fue definida por su madre a la hora de permitir tener mascotas, compañía constante en la vida de la actriz, pues con tan sólo “un año yo estaba con los perros acá afuera (indica entrada de su casa). Era un Dálmata, Dálmata he tenido millones, ése fue mi primer perrito, el Fermín”, nos cuenta desde el living de su casa, que nos hace sentir  estar de una cabaña del sur.

Tras Fermín, el primer perro con el que tuvo contacto, vinieron varios más, siempre marcados por la raza Dálmata y de ellos hoy recuerda como a su perro propio el bautizado como Guppy. Las historias con ellos la une aún más con su padre, amante de estos animales. Un amor que tiene reglas de convivencia que vienen de la madre. “Mi mama aquí era la que ponía mano dura. Determinando quien se preocupa de la caca, de la comida, paseos, etc. Y se pusieron límites: ‘el perro va a vivir de la puerta para afuera. El jardín no me lo tocan, porque quiero tener mi espacio’ y eso hubo que respetarlo”, nos cuenta.

La menor o el concho de 4 hermanos, Serena, Gonzalo, Andrés y Javiera, tiene 15 años de diferencia con la mayor, por lo mismo no es difícil que la mano dura de su madre no la alcanzó a la hora de las tareas con las mascotas. Hoy reconoce que “estoy viendo todas esas responsabilidades que eran recargadas en mis papás, nana y hermanos, porque eran mayores. Hoy tengo dos gatas de las que me preocupo” nos cuenta, mientras con la mirada busca a una que rescató recién nacida.

Amor por los Animales

Javiera tenía 16 años y salía del Parque Arauco donde es común encontrar a personas regalando mascotas. Fue cuando vio en muy mal estado a unos gatitos de sólo días. Al conocer la historia de abandono, no lo pensó más y rescató al más indefenso, meterlo a casa sería otro tema. Javiera sólo quería llevárselo.

“El corazón se me partió en mil pedazos, no caminaban, no tenían ni los ojos abiertos, habían nacido hacía 2 ó 3 días. La niña que los tenía estaba peor, me dice que los encontró en una bolsa de basura mojados con pan, colgados al lado de un poste. Le dije mi mamá me va a matar, y agarré a la más chica, enana, y la traje. Chillaba como loca y aprendió a tomar mamadera con las dos manos, era una cosa impresionante y ahí está la negra, por ahí anda”.

Entonces se para y sale en su búsqueda mientras nos cuenta que hace un tiempo se metió por dentro de la chimenea y se cayó fracturándose una pata que ahora “la tiene tiesa. Era bien loca, media chalada, viste que algunos gatos son medio locos. Se metía en todas partes y se escapaba, llegaba rasguñada…”

Hasta que finalmente la encuentra y la sostiene para un par de fotos, pese a que Kira se pone celosa, pues nunca se han llevado bien. La regalonea y posa un rato más para nuestra cámara y volvemos a sentarnos.

De niña ¿qué generó en ti la relación con tus mascotas?

Eran mis mejores amigos, yo les hablaba, les lloraba cuando mis papas no estaban. Yo sabia que me escuchaban; si tenia pena uno de los dos perros se me acercaba y no se movía. En el fondo, me aceptaban tal cual era.

¿Recomiendas la temprana cercanía con animales?

De todas maneras, porque te ayuda en la formación y a ser más sensibles con la naturaleza en general. Inculcan valores de vida y de cuidado y de necesidad que los seres humanos tenemos, te hacen más culto. Un niño que se cría con un perro, sabe que el perro sufre. Que cuando atropellan a tu perro, uno vive el problema, sufres por ello. Son las primeras sensaciones de lo que es la vida. Y te hace mucho mas fuerte, te hace crecer, madurar. Creo que el perro en verdad es todo.

Y justamente el dolor de la pérdida de uno de ellos fue lo que generó la presencia de Kira, pues al ver a su padre muy triste, aceptó la oferta de una amiga que tenía dos bóxer y le regalaba una.   “Y fui como su mamá y después yo me fui de la casa.  Me fui a vivir sola con mi pareja, la vengo a ver siempre y sabe que yo soy su mamá, hasta que se perdió hace poco”, la voz decae y denota angustia.

En ese momento vio a su padre, nuevamente destrozado por la pérdida de un perro, esta vez el descuido, al parecer, del jardinero que dejó la reja abierta. Pero Javiera sentía que la podía recuperar, pese a que pasados los días todos le decían que ya la olvidara.

“Yo dije: esta perra está en alguna parte, si la hubiesen atropellado la hubiésemos visto, porque recorrimos todas las calles. No creo mucho en el papel pegado en los postes, se vuelan, ya nadie los mira. Puse una foto por Twitter y Facebbok y una niña me mandó un mensaje y me dijo ‘mi hermano tiene a tu perra’”.

Dudosa de la información, pues todos podían contactarla para decirle que tenían a su perra, más aún cuando colocó una recompensa, le pide el teléfono del hermano. De inmediato las características no dejaban dudas y de inmediato “la fui a buscar y cuando la ¡¡¡veo!!! Ya ahí fue como…” Su exclamación le sale de adentro y no sabe cómo describirlo.

Su relación con los animales es fuerte y marca sus emociones que se traspasan en una dulzura al hablar. Entonces entendemos que esa cercanía está unida a una convivencia estrecha con la naturaleza.

Antes, en la casa de Algarrobo, ahora en Isla Tenglo, el refugio construido por su padre, donde la gente ”vive de las papas, de los árboles de fruta, las gallinas, los animales. Cruzan en bote y venden sus cositas en Angelmo”, y la cara se le ilumina.

“El contacto con la naturaleza es lo más importante. O sea, el n de semana tiene que ser en la naturaleza, no puedo estar un fin de semana en un departamento. Mi mamá es demasiado pegada con el tema de la naturaleza, es la reina de los nombres de las plantas, de las flores. La hermana de mi mama vive en Valdivia, mis padrinos viven en Frutillar, cocinan con las habas de su jardín, mi mamá tiene un huerto, yo tengo uno en mi departamento, de esas cajitas, tengo hierbitas, tomate, menta, cilantro, perejil, ciboulette”.

El relato nos envuelve y la cuestionamos. ¿Santiago no te agobia ese espíritu?

Sí, harto, pero no pienso en eso. Si me agobio trato de viajar y me voy a Brasil. Me voy al lugar con más naturaleza del mundo.

¿Qué te gustaría se hiciera en Chile en el tema medio ambiental?

Siempre falta algo, más espacios verdes. Cuando piensas en los niños que ves en las plazas, de partida no tienen verde, hay muy pocas plazas que tienen verde. Si tú vas al Parque Bicentenario, está todo Chile metido ahí. Faltan espacios recreacionales donde los niños puedan jugar y espacios techados para el invierno. Hay que empezar a hacer cosas ahora para que nuestros hijos, nietos, la tercera generación, puedan disfrutarlas.

Gran tema que engancha con su proyecto teatral Calama. Obra que pretende ser una crítica a la falta de posibilidades, desde la visión de un joven que quiere dejar la ciudad en busca de un lugar más verde.

Entonces logramos cerrar con éxito la sesión fotográfica y el video, sólo gracias al apoyo de su padre, quien supo lograr las mejores poses de Kira, mostrando una marraqueta en el momento justo. Todo en el natural escenario de la infancia de Javiera, el jardín de casa. Ese espacio único, desde el que puede estirar el brazo y sacar una mandarina para compartirla mientras habla con nosotros.

Rodrigo Rincón
Director EditorPrensa SMA
Master of Arts Ciencias de la información
Universidad de Navarra
director@supermascotas.cl

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